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jueves, 2 de mayo de 2013

EL PRINCIPIO Y FUNDAMENTO (Segundo período)


Todo tiene un principio, una base. Desde ahí se comienza a construir. Toda edificación necesita una base sólida para que pueda sostenerse y permanecer. Si no es así está destinada a derrumbarse como un castillo de naipes.
San Ignacio había construído su vida con base en la vanidad, es decir su egoísmo, su deseo de triunfar en la vida pero sin importar para nada los demás. Para ello trabajaba duro, especialmente en su carrera militar. No consideraba el servicio a los demás ni mucho menos alabar y obedecer a Dios.
Fue en un momento difícil de su vida que entendió que su vida no estaba construída en buenas bases. Se sentía vacío. El éxito no llenaba profundamente su corazón. Sólo lo satisfacía momentáneamente. Todo era tan pasajero: la fama, la gloria, la salud, el dinero. Hoy lo tenía pero mañana tal vez no. Nada de esto era duradero y su corazón y su alma deseaban profundamente algo que sí fuera duradero y llenara su vida.
Es así que comienza su transformación espiritual. Su pensamiento y su manera de vivir empezaron poco a poco a ser diferentes. La vida de Jesús le atrajo y llamó su atención. Los sentimientos que le generaba el conocimiento de Jesús eran sentimientos muy altos y lo dejaban con una sensación de paz y de ánimo para vivir distinto, con gran sentido y felicidad.
Poco a poco, porque fue un proceso, fue descubriendo la razón para la que fue creado, es decir, algo así como ¿para qué existo en la vida?
Te invito a que durante este período vayas descubriendo tu propio principio y fundamento. Descubre para qué fuiste creado, o para qué existes en la vida?
Mira el siguiente video en compañía de tus padres. Comenta sobre lo que ven y cómo se relaciona este con el tema del plan de Dios que estamos tratando este período.

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